domingo, 27 de abril de 2008

EL ÁRBOL DE LAS TRES RAÍCES

Por: Fernando Ramón Bossi, Secretario de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos, Presidente de la Fundación Emancipación.
Mientras la Venezuela oligárquica derrocha los petrodólares agravando la miseria del pueblo con las recetas neoliberales impuestas desde Estados Unidos, la izquierda se debate en la evaluación de la derrota de la experiencia guerrillera y los políticos hacen sus negociados descaradamente, en los cuarteles un grupo de oficiales conspira y se forma políticamente. Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora componen el “Arbol de las tres raíces”, construcción teórica que será la constitución de la estructura ideológica del movimiento bolivariano.
Dice Chávez: “No es mera retórica nuestra bolivarianidad. No. Es una necesidad imperiosa para todos los venezolanos, para todos los latinoamericanos y los caribeños fundamentalmente, rebuscar atrás, rebuscar en las llaves o en las raíces de nuestra propia existencia, la fórmula para salir de este laberinto, terrible laberinto en que estamos todos, de una o de otra manera. Es tratar de armarnos de una visión jánica necesaria hoy, aquella visión del dios mitológico Jano, quien tenía una cara hacia el pasado y otra cara hacia el futuro. Así estamos los venezolanos hoy, tenemos que mirar el pasado para tratar de desentrañar los misterios del futuro, de resolver las fórmulas para solucionar el gran drama venezolano de hoy”.

Simón Rodríguez, maestro de Simón Bolívar, fue un gran revolucionario del siglo pasado. Pedagogo e inventor, conspiró junto con España y Gual contra el poder colonial en Caracas. Deportado recorrió Europa bajo el nombre de Samuel Robinson. Enseñó en Italia, Francia, Inglaterra y Rusia, siempre con sus métodos innovadores y llevando su instrucción a los sectores más humildes de la sociedad. De vuelta a América y encontrándose con el Libertador fue nombrado Director de Instrucción Pública en la naciente República Bolívar. Sus escuelas, donde compartían la enseñanza niños indios, cholos, blancos y negros escandalizó a la oligarquía lugareña. Niños y niñas, en igualdad de condiciones, era demasiado para una sociedad que seguía pensando en la estratificación de castas. Simón Rodríguez, pobre y en el olvido falleció dejando una frase que los bolivarianos han asumido como guía de sus acciones: “o inventamos o erramos”.

Simón Bolívar, El Libertador, fue tomado con todo su ideal revolucionario. El sueño de una América Latina y Caribeña libre y unida, el concepto de que “el mejor gobierno es aquel que mayor cantidad de felicidad brinde al pueblo" su política de “moral y luces”, la idea de la unidad pueblo-ejército, el criterio de la originalidad de la revolución hispanoamericana y su denuncia al colonialismo y al imperialismo como enemigos de la causa americana, son aspectos del mensaje del Libertador que el MBR tomó como suyo.

Ezequiel Zamora, el caudillo popular de la Guerra Federal, abanderado de los humildes y ferviente bolivariano, tuvo un papel protagónico como conductor del pobrerío venezolano durante la contienda civil entre liberales y conservadores. Expropiando a los terratenientes y repartiendo la tierra entre los campesinos, Ezequiel Zamora se levanta como un ejemplo de conducta entre los militares bolivarianos.
Soberanía, justicia social, moral revolucionaria, unidad de Nuestra América, enseñanza pública, felicidad del pueblo, ejército popular y democracia participativas son los elementos fundamentales que conforman el ideal revolucionario del movimiento bolivariano.
Las corrientes filosóficas e ideológicas que alimentan y enriquecen ese “árbol de las tres raíces” son: el cristianismo del Jesús de los pobres, el nacionalismo revolucionario tercermundista y el marxismo latinoamericano. Al respecto comenta Chávez: “...Tengo grandes elementos protestatarios, de justicia social, contra la dominación, ¿eso es marxismo? Bueno. Como decía Fidel en Cuba, si eso lo llaman bolivarismo, estoy de acuerdo. Si lo llaman marxismo, estoy de acuerdo; cristianismo, estoy de acuerdo. Lo importante es estar allí, en medio de la lucha, si es marxismo o no es marxismo, no es lo que más me inquieta. Lo que si me inquieta es que esa apreciación de la realidad, esos mecanismos de analizar realidades para inyectarlos a un proceso de transformación, estén ajustados a eso, que no sean utopía pura ni el Quijote contra los molinos de viento, sino que tengan fundamentos objetivos, de análisis.

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